Mula Nasrudin y su esposa estaban sentados en la banca de un parque, escondidos detrás de una fila de palmeras. Y de pronto una pareja joven vino por el otro lado de las palmeras. Y el joven comenzó a hablar inmediatamente de un modo romántico, en una forma muy apasionada. Y la esposa de Nasrudin comenzó a afanarse y se puso intranquila. Entonces, le susurró al oído a su esposo: "Parece que el joven no se ha dado cuenta de que estamos aquí, así que silba para que se den cuenta. Y el joven está enamorado, que siento que se lo va a proponer". Nasrudin dijo: "¿Para qué voy a silbar? Nadie jamás me lo advirtió, nadie me silbó cuando te lo estaba proponiendo".
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