Esto no quiere decir que tengamos que volver apáticos
respecto a la gente y las cosas que nos rodean. Al contrario, al eliminar el
concepto erróneo de permanencia y las actitudes perturbadoras que nacen de él, nuestras
mentes tendrán más claridad y puede
disfrutar las cosas tal y como son, sin fantasías sobre lo que deberían o
podrían ser. Nos preocuparemos menos por pequeñeces y estaremos menos
distraídos durante la meditación.
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