Desde el punto de vista budista, la culpa es una actitud
perturbadora: no permite ver la situación con claridad y es una forma de
egocentrismo. Castigarnos emocionalmente no altera el pasado ni desarrolla
nuestras posibilidades. Sólo nos inmoviliza y nos hace sumergirnos en una
espiral que nos encierra en nosotros mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario