Al construir buenos hábitos mentales a través de la
meditación, nuestro comportamiento en la vida cotidiana va cambiando
gradualmente. Nuestra ira disminuye, somos más capaces de tomar decisiones y
estamos menos inquietos e insatisfechos. Son unos de los resultados de la
meditación que podemos experimentar en forma inmediata. Pero siempre debemos de
intentar tener una meditación más amplia y global para meditar, y no sólo
nuestra propia felicidad actual. Si nuestra motivación para meditar es hacer
preparativos para vidas futuras, conseguir liberarnos del ciclo de problemas
constantes o alcanzar el estado de plena iluminación para el bien de todos los
seres, entonces, de forma natural, nuestra mente también tendrá paz ahora.
Además podemos alcanzar esos objetivos tan nobles y elevados.
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